El uso racional de la energía y la eficiencia energética dentro del marco de un adecuado sistema de gestión de la energía representan un paso hacia una planificación energética sustentable, entendiendo por tal a aquella que hace un buen uso de los recursos naturales, cuida el ambiente e incorpora fuentes de energía de baja emisión de carbono. Su implementación es también un camino hacia una energía más barata y una forma de contribuir a disponer de excedentes para un mejor uso y distribución de los recursos energéticos. Al utilizar menos combustibles para hacer las mismas actividades reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero, preservamos nuestros recursos y disminuimos los gastos en energía.

Reorientar la política energética ha sido tema de discusión en el entorno empresarial desde hace varios años, con el fin de alcanzar un suministro de energía destinado a la competitividad, al desarrollo socioeconómico y al cuidado del ambiente. Los resultados obtenidos están a la vista, con mecanismos para conseguir energía más competitiva, segura y confiable, con un mejor aprovechamiento de los recursos naturales, tanto renovables como no renovables. La experiencia adquirida revela que es posible reducir de forma considerable el consumo innecesario de energía cuando se dispone de un adecuado marco conceptual y operativo energético, acompañado de procedimientos, normativas, innovaciones tecnológicas, capacitaciones y pautas culturales.

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